sábado, 12 de julio de 2014

Giovanni Pierluigi da Palestrina

Pongo fin a las entradas sobre música renacentista con Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525- 1594) (por ahora, porque me dejo fuera a Francisco Guerrero, Cristobal de Morales... y otros que eran dignos también de aparecer por aquí)
(Esa moda iniciada por Dufay de retratarse con la toalla en la cabeza pervivió hasta Josquin. Todos los retratos de Palestrina que he encontrado lo presentan con la cabeza descubierta. Una auténtica pena)
Vamos justamente con la Missa Papae Marcelli, partitura con la que aparece en la ilustración:


Cito a Knud Jeppesen: "El imponente proceso de síntesis y clarificación, que constituye la auténtica grandeza de la obra de su vida, fue posible gracias a que mirara más hacia el pasado que hacia el futuro; pertenece a la rarísima élite de los genios conservadores, por no decir reaccionarios"
Respecto a la misa del Papa Marcelo, ésta surgió como una muestra de las ideas purificadoras de la música religiosa propias de la Contrarreforma. La relación de la Iglesia con la música a lo largo de la historia ha sido una especie de "quiero y no puedo" que daría para llenar libros y más libros. Grosso modo, la causa ha sido eso de que "todo lo que me gusta o es pecado o engorda". Y en el caso de la música no es que engordara, sino que era una fuente de "placer auditivo", y si nos vamos a la Edad Media, todo lo que oliera a placer era pecado. Citaré a San Agustín (Las Confesiones), que se va a explicar mejor que yo:
Cuando comprendo que me ha emocionado más el canto que las palabras que se cantaban, confieso que he cometido un pecado que habré de expiar, prefiriendo entonces no haber oído cantar nada.
En fin, el enfrentamiento entre la música como medio de solemnizar y darle esplendor a la liturgia y los poderes sensuales de la misma, que fácilmente se iban de las manos... "Nunca la música por sí misma, sino como medio de alabar a Dios".
Según nos cuenta Johannes Forner en Contrapunto creativo, un libro que he citado ya en varias ocasiones, Palestrina fue redescubierto en el siglo XIX por el Movimiento Ceciliano, que puso su música como modelo de lo que debería ser la música religiosa, por su austeridad y belleza. Puestos a curiosear, he buscado qué es eso del Movimiento Ceciliano y he visto que es algo similar en su origen a la Schola Cantorum francesa. En definitiva, ambos eran movimientos que buscaban regenerar la música religiosa de la época, en algunos casos demasiado influida por la música teatral y en otros en manos de gente con más devoción que gusto o técnica... pero bueno, no es ese el asunto que nos ocupa, volvamos con Palestrina. Me encanta irme por las ramas, y ya que aquí soy libre para hacerlo aprovecho.
En la Missa Papae Marcelli podemos ver ejemplificadas algunas de las características de su estilo, tales como el predominio de los grados conjuntos en la melodía, la compensación de los saltos, la evitación de intervalos difíciles de entonar, aumentados o disminuidos, y sobre todo la preparación y resolución de las disonancias, que exceptuando el caso de los retardos, siempre están en parte débil.
Pero no toda la música que compuso Palestrina era religiosa (de esto me enteré hace poco). Tiene también madrigales, que me atrevería a decir que son la música más desconocida de su producción, y eso es lo que escucharemos ahora:


Es el Primer libro de madrigales a cinco voces, con textos de Petrarca (http://es.wikipedia.org/wiki/Petrarca). Son madrigales espirituales, así que tampoco nos vamos muy lejos del contexto religioso de la música anterior (en este caso no litúrgico). La verdad es que para escuchar este tipo de cosas, recomiendo conocer los textos, ya que si no entendemos qué cantan, nos estamos perdiendo prácticamente la mitad de lo que hay. No hay tostón más grande que un concierto de madrigales en el cual no se entiende qué es lo que dicen... y si son recitativos, ya es prácticamente infumable (hablo por experiencia). Esto es un llamamiento a todos aquellos que se dedican a hacer conciertos de este estilo de música y no se preocupan de escribir los poemas y su traducción en los programas de mano. Nos harían un gran favor a los oyentes y a sí mismos. En estos casos eso es mucho más interesante eso que perder espacio y tinta de impresora en valoraciones estéticas y culturilla general sobre qué buen compositor era Fulano.
Y no es cuestión de gustos o un capricho mío, especialmente en la música del primer barroco (Monteverdi, por ejemplo) "la letra era maestra de la música", la estructura musical venía dada por la del poema y los afectos que éste expresaba, por tanto hay que entender la lengua en que se canta. No se entienda que, en contra de los libros, estoy considerando barroco a Palestrina, sólo me gustaría enfatizar que para una escucha inteligente, aprovechada y no meramente sensual (es decir, de oír armonías consonantes de fondo mientras se hace algo más interesante, como planchar o cotillear en feisbuc) hay que comprender el texto. Quizás estos madrigales que pongo arriba, por su "orientación" religiosa no sean los que más se presten a madrigalismos y ese tipo de efectos, y si lo hacen lo harán de forma más discreta, pero nunca está de más su conocimiento para hacer la escucha más sustanciosa.

Está claro que eso requiere tiempo, y las prisas actuales y la impaciencia por picotear de flor en flor no siempre nos dejan profundizar en las cosas, por muy bellas que estas sean.

Después de esta perorata a favor de la comprensión del texto en la música vocal, aquí van las partituras de estos madrigales:
 http://imslp.org/wiki/Madrigali_a_cinque_voci_(Palestrina,_Giovanni_Pierluigi_da)
Con esto finalizo por ahora mis entradas sobre algunos de los compositores más importantes del Renacimiento.

4 comentarios:

  1. Estimado compañero: en primer lugar queremos agradecerle su encomiable labor de acercarnos estas músicas de un modo tan atractivo, fresco y desenfadado sin que por ello exista menoscabo alguno de profundidad y calidad en la información.
    Nos recuerda a aquel maravilloso programa de radio llamado "La noche cromática" de la mano de María Santacecilia y Jacobo Durán-Loriga. Programa, que dicho sea de paso, fuera derribado y barrido estúpidamente por un personaje que inexplicablemente se convirtió en director de Radio Clásica. Desde entonces Radio Clásica ya no es lo que era. Esto sucedió hace algunos años. Recordamos la tristeza de Jacobo y María la noche de su último programa. No hace falta decir que adorábamos ese programa.

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    1. Ese programa estaba bastante bien, si, era entretenido y los contenidos eran interesantes.
      Es curioso que yo antes escuchaba mucho Radio Clásica y casi que desde ese momento que cambió de director no la escucho tanto. Igual me equivoco, pero me parece que antes ponían músicas más variadas y le prestaban más atención a la música contemporánea. O al menos las pocas veces que la pongo coincide que encuentro otros estilos. La verdad es que ahora busco más en internet aquello que me interesa escuchar.

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  2. Al escuchar los madrigales de Palestrina, sin conocer el texto tenía la sensación de que la música "sonaba bonito" pero que no se dirigía a ninguna parte sino que permanecía girando sobre sí misma.

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    1. Si que pasa un poco eso, como si no fuera a ningún sitio. No es por comparar, pero me gustan más los madrigales de Monteverdi, en especial el 6º libro. Igual caen algún día por aquí.

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