sábado, 9 de julio de 2011

Eclairs sur l'Au-delà... Movt. 11.

XI. Le Christ, lumiere du Paradis

Por fin (o por suerte para vosotros) se está acabando mi serie de entradas dedicadas a Eclairs sur l'Au-delá... La verdad es que lo que me propuse no ha sido fácil del todo, porque por una parte quería profundizar y por otra he de reconocer que para hacer algo serio se debe estudiar la partitura. Además existe otro problema, un tanto estúpido, si, y es que paso de poner en internet cosas  que sean susceptibles de ser copiadas en trabajos de conservatorio, no le hago el trabajo a nadie, quien quiera que profundice por sí mismo. Algo es seguro, y es que el intento de audición continuada, consciente y comprensiva de esta obra ha merecido la pena, al menos para mí.

Estamos ya con el último movimiento de la obra, no sé si decir que posiblemente la última obra finalizada por el autor, porque desconozco si compuso la obra en el orden que todos conocemos o si acabó alguna otra obra después. Es una tontería, pero me gusta pensar que esta fue la última música que nos dejó completa. Ahí os pongo el vídeo del youtube, me ha parecido bonito aunque no tenga la foto de nuestro sempiterno amigo de la bufanda: 




Nos quedamos en esta ocasión solo con la sección de cuerda de la orquesta (creo que sin contrabajos) y algunos instrumentos de percusión que contribuyen a hacer el fondo más "luminoso" y a llenar el silencio (lo que puede hacer un simple trémolo de triángulo...) Me atrevería a decir, aludiendo también al 5º movimiento de esta obra y a Prière du Christ montant vers son Père de L'Ascensión (y ¿por qué no también el 6º movimiento de la Sinfonía Turangalila?), que esta idea de dejar sola la sección de cuerda la usa en los momentos más introspectivos de su música, los más íntimos y emotivos, por decirlo de alguna manera. En fin, dejemos la literatura y vayamos a la música. Ni que decir tiene que el que esté leyendo esto debe escuchar la música si o si. 

A grandes rasgos su forma es muy sencilla. Sin entrar en muchas profundidades yo la esquematizaría así:
A, A1, A2 y CODA. Se reconoce cada sección fácilmente por la característica entrada en crescendo de la melodía. Cada sección es una repetición de la anterior más desarrollada, tanto A como A1 acaban en tónica en 1ª inversión y con 6ª añadida (La Mayor), pero A2 acaba en la subdominante con 6ª añadida, en cadencia rota, para luego dejar que una breve CODA ponga el punto y final en la tónica. No me extrañaría que quien escuche esto por primera vez, sobre todo escuchando la 3ª sección no vea ese La Mayor por ningún lado, pero observad varias cosas: El acorde inicial es un acorde de 9ª de dominante de La en 2ª inversión, las tres primeras notas de la melodía forman un arpegio de La Mayor (Mi, Do#, La), además de la polarización evidente que existe sobre esa nota a lo largo de toda la pieza. No obstante, nadie vaya diciendo por ahí que yo digo que ésto es música tonal, no lo es en el sentido clásico, ni es Beethoven ni esperéis escuchar progresiones de 5ª descarnadas... Aún así, negar lo evidente y decir que el autor no ha pensado en la tonalidad de la pieza y se ha movido teniéndola en cuenta es absurdo, porque el oído, que es el que de verdad sabe, está ahí para decirnos que no es así.


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