lunes, 9 de marzo de 2015

Un aria de la Reina de la Noche y algunos pensamientos entorno a La flauta mágica.

Esta semana pasada estuve en Madrid un par de días para ver una representación de La flauta mágica, de W. A. Mozart. No es la primera vez que veo esta ópera, lo que realmente hacía importante y especial esta ocasión era ver a mi amiga Marián Pérez en el papel de Reina de la Noche. Os paso un enlace de su blog con la grabación de la segunda aria que canta en la ópera, Der Hölle Rachehttp://angelesperezgarcia.blogspot.com.es/p/companeros.html
He de decir, porque lo sé de buena tinta, que la grabación está hecha prácticamente desde dentro de la orquesta (no era el mejor sitio para grabar la voz, la verdad)

Era una versión con las partes dialogadas en español. Ya que estoy, expondré algunos pensamientos que me suscitó esta ópera, aunque soy consciente de que no debemos juzgar la mentalidad de los personajes según nuestro esquema de valores actual, porque salen todos bastante perjudicados. Y esto es así tanto para los personajes de una ópera como a la hora de juzgar personajes históricos de épocas anteriores. 
A partir de aquí, AVISO DE SPOILER, si no sabes de qué va y quieres verla... NO SIGAS LEYENDO por la cuenta que te trae. Luego no quiero quejas.

Es curioso que Sarastro, el bueno buenísimo, que al principio se nos presenta como un malvado que le ha robado la hija a la reina Astriflamante, tiene un pensamiento bastante machista, o no sé si decir "paternalista" hacia las mujeres ("las mujeres necesitan un hombre que las guíe", "las mujeres hablan y hablan y no hacen nada"... frases por el estilo). Desde luego si lo juzgamos así, la Reina de la Noche nos parecerá más bien una mujer que lucha por ser en sí misma algo más que la callada y virtuosa compañera de un varón, que es a lo que parece que la quiere relegar Sarastro, y ella no se deja, la muy soberbia.
Luego tenemos también el contraste entre el aristocrático Tamino y el vulgar Papageno, representante de las "clases bajas" (por llamarlo de alguna manera). Tras pasar con éxito las pruebas junto a Pamina, Tamino será aceptado entre los elegidos del templo, pero Papageno no será aceptado, ni falta que le hará ya que conseguirá la felicidad mediante otros medios más prosaicos. En cierto modo el mensaje que yo veo, es que hay gente superior que aspira a algo más, a la sabiduría, y otros que por el contrario, se conforman para ser felices con lo básico y no tienen otra aspiración. Ambos tienen derecho a existir, pero claro... unos son mejores que otros.

Todas estas cosas me chirriaban un poco, y me hacen pensar que, al contrario de como se la suele entender, ésta NO es una ópera apta para niños. Y es que tampoco tiene porqué serlo, de hecho creo que verla como música para niños sólo consigue desvirtuarla. Más bien pienso que es una ópera para "gente mayor", que esté capacitada para coger con pinzas lo que aquí se dice y sobre todo comprenderlo dentro de su contexto. Además no entiendo esa manía de introducirle a los niños Die zauberflöte con calzador, sólo porque el argumento tiene tintes fantásticos y la música es agradable y pegadiza. Yo mismo, cuando era pequeño, vi una adaptación de ella en el conservatorio y se me hizo larguísima, y eso que creo que era con marionetas. Pero es normal, porque aún hay momentos que me parecen un plomazo. 

Para concluir, y contextualizar esta ópera, me parece interesante añadir lo que nos cuenta acerca de ella Charles Rosen, en su libro El estilo clásico:
La "fábula" de Gozzi era un arma de doble filo: dependiendo como dependía de la más rancia farsa popular y de las historias de encantamiento mágico para la plasmación de las ideas políticas y filosóficas, Gozzi esperaba combatir la nefasta influencia del Siglo de las Luces francés, y reforzar el prestigio crepuscular de la aristocracia. En manos de Mozart y Schikaneder, se convirtió en el estandarte del liberalismo de la clase media, en un ataque soterrado contra el gobierno, y en una espléndida obra de propaganda de la francmasonería. No obstante, el sesgo aristocrático de Gozzi subsiste implícito en la forma, en el contraste entre el principesco e idealista Tamino y el materialista Papageno, personaje que debe su complejidad únicamente a la antigua tradición de la farsa que le da vida, y a la que implícitamente recuerda. En el sentido más profundo, la obra de Gozzi era un ataque al racionalismo contemporáneo, y sus formas mezcladas dejaban abierta la espita a la imaginación.
Carlo Gozzi, veneciano, era el autor del cuento original en el que se basa la historia: http://es.wikipedia.org/wiki/Carlo_Gozzi.
En este enlace está el libreto de la ópera: http://kareol.es/obras/laflautamagica/libreto.htm

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