lunes, 11 de abril de 2011

Mi visión de lo que debe ser una banda de música

Entre las distintas cosas musicales en las que ando metido ésta es la que más tiempo me ocupa, y es justamente en una banda de música donde empecé a hacer música en grupo de verdad y en definitiva a formarme como músico, y donde aún sigo y seguiré. Por esta razón, le tengo bastante aprecio a las bandas de música y todo lo que conllevan. Y se me llena la boca diciéndolo y no me da vergüenza alguna (ya entenderéis porqué digo eso). Otros han tenido la suerte de poder tocar en orquestas, pero no ha sido mi caso. Incluso en el conservatorio todos los años me mandaban a la banda y nunca toqué en la orquesta, exceptuando un año en que toqué la parte de oboe (no había) en un extraño grupo híbrido de orquestina de burdel de los años 20 y banda de música.
Tan solo estuve tocando algunos meses en una orquesta de verdad, y me gustó mucho la experiencia, pero fue corta... se desmontó cuando la gente empezó a querer cobrar por tocar, se degeneró en orquesta bolera, y a partir de ahí no sé si desapareció del mapa o sigue dando coletazos. Entre las obras que pude tocar estuvo la 7ª Sinfonía de Beethoven, la inacabada de Schubert, algunos valses de Strauss, una obra compuesta especialmente para la orquesta por un compositor de aquí y no mucho más. Demasiado poco realmente.

Con estos antecedentes, la verdad es que muy poco aprecio se ha podido engendrar en mí hacia lo que se suelen llamar orquestas jóvenes. Llamadlo despecho, resentimiento, o como queráis, por parte de uno que nunca ha sido lo suficientemente bueno para poder entrar en una. Me es indiferente el nombre que le queráis poner, quizás sea solo eso, envidia, pero ¿y qué? Sinceramente, aprecio más la labor musical y cultural de una buena banda de música que la de cualquier orquesta joven, al menos en cuanto a instrumentos de viento se refiere. ¿Por qué? en primer lugar, en una orquesta caben violines amontonados, cuantos más mejor, y sin embargo no es ese el caso con los instrumentos de viento, en los que al ser todos prácticamente solistas la selección es aún más dura y no puede entrar cualquiera (de ahí que no estuviera yo y si los que lo merecieran)
Ahora ¿a quién le aprovecha realmente una de estas orquestas jóvenes? a mí y a otros tantos que somos normalitos no, a los cuatro gatos que han estado dentro.Y si tenemos en cuenta que la palabra "joven" limita la estancia de los músicos en la formación a un determinado rango de edades, en teoría la formación debería ser un conjunto variable de músicos, de la que unos salieran y otros entraran, y esa es la idea de una orquesta joven en principio, su función es básicamente educativa. Todo esto me parece muy bien, yo lo único que critico es su exclusividad para los buenos instrumentistas o los enchufados (que también los hay), dejando en la calle a la multitud de normalitos y normalitos tirando a patatas que también nos merecíamos esa oportunidad. Además, desde el momento en que una orquesta que se hiciera llamar "joven" no fuera eso, una institución formativa por la que no dejan de entrar y salir jóvenes músicos, y empezaran a monopolizar los atriles los favoritos del director o quien fuera, esa institución estaría rayando la ilegalidad, o bien no debería llamarse orquesta joven, sino simplemente orquesta.

Vuelvo a las bandas de música, en las que como dije antes, todo el mundo que tenga unos conocimientos mínimos es bien recibido, independientemente de su edad, con lo cual su función educativa se extiende de forma más palpable que las de las orquestas jóvenes. Y sin embargo nadie tiene en cuenta eso ¿Por qué será? Está muy lejos de mi intención decir que es mejor una banda que una orquesta. En absoluto pienso eso. Simplemente son mundos distintos y hay que reconocerles su valía independientemente. Si por mi fuera, habría tantas orquestas (jóvenes o viejas, lo mismo da) en Andalucía como bandas de música, pero como no depende de mí, esto es lo que hay. Lo que no estoy dispuesto a admitir es que las bandas de música son un conjunto de aficionados analfabetos musicales, bandidos, que se dedican a hacer ruido por las calles detrás de las procesiones. Otra cosa es que la escasez de miras y la incultura musical generalizada nos condenen a eso.

Está claro que hay muchas cosas que han de cambiar para que la función de las bandas de música en la sociedad se adecente, entre ellas el hecho de que en Andalucía se las relega a tocar marchas, a veces nefandas, en las procesiones y en certámenes en los que la gente ni las escucha ocupados en la ingestión de cervezas y montaditos. Está claro que el repertorio para banda de música no es comparable al que hay para orquesta sinfónica, ni en cantidad ni calidad. Pero se nos olvida, o mejor dicho, desconocemos que los considerados "grandes" compositores, han compuesto gran cantidad de música para grupos de instrumentos de viento. Solo hay que consultar el catálogo de IMSLP, y ver las obras para banda de música que hay. Se sorprende uno al encontrar músicas muy desconocidas de Beethoven, Mendelssohn, Tchaikovsky, Rimsky-Korsakov... (no hablo de arreglos) Evidentemente la calidad de estas obras quizás no sea comparable a la de obras orquestales de estos mismos compositores, porque entre otras cosas sus expectativas al componerlas no eran las mismas que cuando lo hacían para orquesta sinfónica. No obstante esa predominancia decimonónica por los instrumentos de cuerda se vino abajo por hartura en el siglo XX con la progresiva importancia que han adquirido los conjuntos de instrumentos de viento, no siendo raras las obras en las que solo tenemos instrumentos de viento, con o sin percusión ¿y eso no son bandas de música? ¿Por qué? ¿Porque no tocan en carrera oficial? Tenemos las Sinfonías para instrumentos de viento de Stravinsky, muchas obras de Messiaen que no menciono por no extenderme demasiado, pero son palabras mayores, y en otro nivel, las cosas como son, obras de Copland y otros autores como Hindemith (no conozco mucho de él). Y eso sin mencionar en ningún momento autores que se suelan relacionar con la música para banda, como Johann de Meij, Jacob de Haan, Alfred Reed u otros.

De aquí paso al problema gordo de las bandas de música en Andalucía, que no es el desprecio por parte de nuestros colegas orquestales ni mucho menos, sino la ya mencionada estrechez de miras y poca formación no solo de los músicos, sino de los directores (eso si que es grave), y el interés monetario que hace que la razón de existir de una banda de música sea la Semana Santa. De ahí que considere tan importante la labor que se realiza en una banda de música cuando dejando de lado estas lacras (si, en negrita), se dedica a su labor de formar músicos, tratar de superarse y mejorar, y hacer que cuando la gente piense en una banda de música piense en un conjunto de músicos que tocan instrumentos de viento y percusión y no en un montón de borregos que camina berreándole a un paso de Semana Santa (con todo mi respeto a la Semana Santa, no tengo nada en su contra)

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